domingo, 26 de mayo de 2013

Agresiones sexuales facilitadas por drogas

Las drogas pasan factura

 
El consumo de drogas en el contexto del ocio provoca una disminución del control  de la conducta (desinhibición), de la percepción de las situaciones de riesgo y de la capacidad de consentir o tomar decisiones.
 
Tanto el alcohol, que es la más utilizada, como otras drogas ilegales, dificultan la capacidad para defenderse e inhiben las respuestas de lucha o de huida.

En los últimos años se ha detectado en los servicios de urgencias de nuestro país la utilización de la «sumisión química» para cometer los actos de violencia sexual. El agresor utiliza diferentes drogas que, mezcladas con bebidas alcohólicas u otras bebidas , sirven para adormecer a la víctima y disminuir su resistencia. Las drogas empleadas por el agresor sin que la víctima se percate pueden administrarse en forma de infusión, café, refresco o bebida alcohólica. Esta asociación produce somnolencia, disminución del nivel de conciencia, relajación muscular, amnesia durante las siguientes 3-8 horas después de la ingesta. La víctima queda indefensa y sin recuerdos de este periodo de tiempo. Al despertar no sabe donde está, cómo ha llegado hasta allí, ni lo que le ha ocurrido. Puede presentar  molestias físicas como dolor de cabeza, nauseas, vómitos, malestar gastrointestinal y vaginal así como señales físicas de la agresión.
 
Cualquier sustancia que altere la percepción o nivel de la conciencia puede ser utilizada para disminuir la voluntad y la resistencia de la víctima.
 



 
   
 

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